Sweida, la “pequeña Venezuela” en Siria, donde el español y las arepas se mezclan en la rutina

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En el suroeste de Siria se encuentra Sweida, ciudad reconocida como la capital de los drusos, donde conviven tradiciones árabes con una notable influencia venezolana. Aproximadamente el 20% de su población proviene del país caribeño, lo que le ha valido el sobrenombre de Venesweida o “la pequeña Venezuela”. Sus calles reflejan esta mezcla cultural: se escucha español con acento árabe-caribeño, existen avenidas nombradas en honor a figuras venezolanas y se preparan arepas y caraotas negras al estilo del Caribe.

La comunidad venezolana en Sweida se originó por los flujos migratorios de drusos desde Siria y otras regiones del Medio Oriente hacia Venezuela a partir de finales del siglo XIX. Gran parte de estos migrantes se asentaron en busca de un mejor porvenir y, con el tiempo, algunos de sus descendientes retornaron a Siria, ubicándose de nuevo en Sweida. Esta comunidad conserva activamente las tradiciones, la comida y las festividades de Venezuela, fusionándolas con el entorno local.

Tradición, identidad y vínculos históricos

La comunidad drusa representa un grupo étnico y religioso con raíces árabes, cuyas doctrinas provienen del islam chiita. Aunque tienen presencia en Líbano, Israel, los Altos del Golán ocupados y Siria, su relación con Venezuela ha creado un entorno cultural distintivo en Sweida. Entre los aspectos más notables de esta conexión se encuentran la oferta de comida venezolana, la celebración del Día de la Madre y del Día del Niño con influencias caribeñas, además de lugares icónicos como el Centro Sirio-Venezolano, cuya construcción fue iniciada por el exmandatario Hugo Chávez en 2009 durante una visita a la localidad.

Durante ese viaje, Chávez abrió la Calle Venezuela, plantó un árbol de manzana y habló públicamente sobre su vínculo con Sweida, subrayando la conexión entre las dos comunidades. Este intercambio también se fortaleció con posteriores visitas de destacados funcionarios de Venezuela, consolidando el lazo ideológico y político entre los gobiernos de Caracas y Damasco en ese periodo.

Día a día y características de «Venesweida»

La vida diaria en Sweida refleja esta fusión cultural. Los mercados locales ofrecen harina PAN para preparar arepas, puestos de empanadas y malta, además de restaurantes de shawarma que conviven con la gastronomía venezolana. Las calles de moda, como Tarikanawuet, combinan tiendas de ropa con carritos de comida callejera que recuerdan a los recorridos por las ciudades venezolanas, recreando un ambiente familiar para quienes hablan español.

Además, la comunidad ha introducido celebraciones venezolanas que no forman parte del calendario sirio, como el segundo domingo de mayo para el Día de la Madre, lo que evidencia la influencia cultural de la migración caribeña.

Reciente confrontación y crisis humanitaria

Aunque Sweida es una región con una diversidad cultural notable, ha experimentado episodios de violencia en semanas recientes. Los choques entre drusos y beduinos sunitas han llevado al despliegue de fuerzas militares y a denuncias sobre masacres en hospitales y viviendas, lo que ha resultado en que Israel realice ataques aéreos sobre blancos en el sur de Siria.

Organizaciones de derechos humanos estiman que más de 1.600 personas fallecieron durante los enfrentamientos, principalmente civiles y combatientes drusos. La violencia ha obligado a muchos venezolanos residentes en la ciudad a buscar evacuación, y el gobierno de Venezuela ha coordinado vuelos para repatriar a sus nacionales en medio de un contexto de alto riesgo y tensiones constantes.

Una ciudad de contraste entre cultura y conflicto

Sweida representa un ejemplo único de integración cultural y migratoria, donde la identidad venezolana se mezcla con la tradición drusa. Sin embargo, la actual crisis política y militar amenaza la estabilidad de la ciudad y pone en riesgo la vida de su población, tanto local como migrante. La historia de Sweida demuestra cómo las migraciones transoceánicas pueden transformar profundamente la vida urbana y social, generando comunidades híbridas que conservan sus raíces mientras se adaptan a nuevas realidades.