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Bruselas considera aumento de aranceles a EE. UU.

La Unión Europea ha planteado incrementar las tarifas entre un 10% y un 25% para una variedad de productos provenientes de Estados Unidos que entren en sus mercados. Esta acción se plantea como represalia ante los gravámenes puestos por el antiguo presidente estadounidense, Donald Trump, durante su gobierno, que impactaron numerosos productos europeos. El comunicado, emitido el pasado lunes 7 de abril, destaca un aumento en las fricciones comerciales entre estas dos entidades.

El efecto de esta acción, que podría implementarse desde el 16 de mayo, es considerable, principalmente para áreas cruciales de la economía de Estados Unidos como los cultivos agrícolas, los automóviles y varios artículos fabricados. Los artículos afectados no abarcan el whisky de Bourbon, aunque algunos expertos habían pronosticado que este sería un posible punto de disputa entre las dos entidades comerciales.

La propuesta de la Comisión Europea se enmarca en un contexto de creciente tensión comercial global. La disputa arancelaria entre Estados Unidos y la Unión Europea ha escalado desde que Trump adoptó políticas de «America First», centradas en la imposición de aranceles a productos de numerosos países, incluidos los europeos. Aunque la administración estadounidense bajo la presidencia de Joe Biden ha intentado mitigar algunas de estas tensiones, el conflicto sigue siendo un tema candente en la política internacional.

Siguiendo esta acción, el exmandatario Trump ha descrito a la UE como «muy negativa» en sus relaciones comerciales con Estados Unidos y ha destacado que no tolerará más «abusos» en el comercio de bienes entre los dos bloques. A pesar de los esfuerzos de Biden por reactivar las conversaciones, el discurso y las amenazas de imponer nuevos aranceles continúan siendo una constante en la estrategia comercial de Washington.

Esta circunstancia ha afectado igualmente a los mercados financieros a nivel mundial. El lunes 7 de abril, los índices destacados de Wall Street presentaron una leve recuperación tras varios días de pérdidas considerables. El índice Nasdaq consiguió cerrar con ganancias, a pesar de que la mayoría de los mercados internacionales continúan en descenso. Los miedos a una recesión global se agravan, especialmente en los mercados emergentes asiáticos, que han descendido a niveles no registrados en años a causa de la incertidumbre económica generada por las políticas arancelarias de Trump.

El aumento de los aranceles, por su parte, ha generado un debate interno en Europa, con algunos países pidiendo una respuesta más firme ante las amenazas comerciales de EE. UU. Francia, en particular, ha sugerido que la UE debería considerar medidas «extremadamente agresivas» para contrarrestar las políticas estadounidenses, lo que podría incluir sanciones adicionales sobre bienes y servicios. Sin embargo, otros países dentro de la Unión prefieren una postura más conciliadora, buscando la vía diplomática para resolver el conflicto.

Por su parte, la Unión Europea no descarta la posibilidad de aplicar más aranceles si EE. UU. persiste en su actitud unilaterista, aunque el objetivo sigue siendo encontrar una solución negociada. El Comisario de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis, ha reiterado que la imposición de aranceles no es el primer recurso, sino una medida de presión en caso de que no se logren avances en las conversaciones. En paralelo, los funcionarios europeos han pedido a Washington que respete las normas comerciales internacionales y que reconsidere sus políticas proteccionistas, que según muchos analistas, están afectando negativamente el comercio global.

Las consecuencias económicas de estas tarifas también han alcanzado el sector energético. Trump ha afirmado que la Unión Europea debería incrementar la compra de energía de Estados Unidos, en particular gas natural licuado, como una parte de un acuerdo más extenso que incorpore una disminución de las tarifas impuestas a los bienes europeos. Esta proposición ha sido apoyada por ciertos ámbitos de la industria energética en Estados Unidos, que consideran la comercialización de energía como una posibilidad para disminuir el déficit comercial del país.

En este contexto, las relaciones entre los principales actores económicos del mundo siguen siendo frágiles. La crisis económica global, exacerbada por la guerra comercial entre las dos potencias, amenaza con llevar a muchas economías a la recesión. Aunque la UE sigue comprometida con la defensa de su mercado y su industria, las negociaciones comerciales entre Europa y Estados Unidos continuarán siendo un factor clave para la estabilidad económica mundial en los próximos meses.