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Banco de la Nación adaptado a las mejores prácticas del mercado

El 20 de febrero de 2025, la administración argentina, liderada por el presidente Javier Milei, promulgó un decreto que convierte al Banco de la Nación Argentina (BNA) en una sociedad anónima. Esta acción, formalizada mediante el Decreto 116/2025 en el Boletín Oficial, busca actualizar la estructura operativa y legal del banco, posibilitando su competencia en condiciones equitativas con otras instituciones financieras y el acceso a nuevas opciones de financiamiento.

El 20 de febrero de 2025, el gobierno argentino, encabezado por el presidente Javier Milei, emitió un decreto que transforma al Banco de la Nación Argentina (BNA) en una sociedad anónima. Esta medida, oficializada a través del Decreto 116/2025 publicado en el Boletín Oficial, tiene como objetivo modernizar la estructura operativa y jurídica del banco, permitiéndole competir en igualdad de condiciones con otras entidades financieras y acceder a nuevas fuentes de financiamiento.

Conforme al decreto, el Estado argentino conservará el control principal del BNA, siendo dueño del 99,9% de las acciones, mientras que la Fundación Banco de la Nación Argentina poseerá el 0,1% restante. El capital social de la nueva entidad se ha establecido en 1,6 billones de pesos argentinos (aproximadamente 1.485 millones de dólares según el tipo de cambio actual). Esta reorganización pretende brindar al banco una mayor flexibilidad en su administración, alineándolo con las mejores prácticas del mercado financiero e incorporando mecanismos de gobierno corporativo más ágiles y eficientes.

Contexto y Precedentes

Establecido en 1891, el Banco de la Nación Argentina es la entidad financiera más importante del país, con una red de 721 sucursales a nivel nacional y presencia internacional, incluyendo ciudades como Nueva York, Madrid, Montevideo y Santa Cruz de la Sierra. A lo largo de su trayectoria, el BNA ha jugado un rol fundamental en el desarrollo económico de Argentina, particularmente en el apoyo a pequeñas y medianas empresas (PyMEs) y en la promoción de proyectos de infraestructura.

La conversión del BNA en una sociedad anónima forma parte de una serie de reformas económicas promovidas por el presidente Milei desde su llegada al poder en diciembre de 2023. Estas reformas abarcan la desregulación económica y la reorganización de empresas estatales con el fin de incrementar la eficiencia y competitividad del sector público. Aunque en un principio se consideró la privatización total del BNA, la resistencia en el Congreso obligó al gobierno a elegir la transformación en sociedad anónima como un paso intermedio que podría allanar el camino para la futura entrada de capital privado.

La transformación del BNA en sociedad anónima se enmarca en una serie de reformas económicas impulsadas por el presidente Milei desde su asunción en diciembre de 2023. Estas reformas incluyen la desregulación de la economía y la reestructuración de empresas estatales con el objetivo de mejorar la eficiencia y competitividad del sector público. Aunque inicialmente se contempló la privatización total del BNA, la oposición en el Congreso llevó al gobierno a optar por la conversión en sociedad anónima como un paso intermedio que podría facilitar la futura incorporación de capital privado.

La decisión de convertir al BNA en una sociedad anónima ha suscitado diversas reacciones en el ámbito político y sindical. La Asociación Bancaria, el principal sindicato del sector, manifestó su total oposición a la medida, anunciando un estado de «alerta y movilización». El secretario general del sindicato, Sergio Palazzo, describió la acción como un «negociado» y cuestionó la transparencia del proceso, sugiriendo que podría ser un paso hacia la privatización completa del banco. Además, Palazzo enfatizó que el BNA ha demostrado ser rentable y eficiente como entidad pública, y que su transformación podría poner en peligro su función social y su compromiso con el desarrollo económico del país.

En contraste, el gobierno sostiene que convertir al banco en una sociedad anónima es esencial para modernizar la entidad y extender su capacidad de financiamiento. El ministro de Economía, Luis Caputo, indicó que esta reestructuración le permitirá al BNA desarrollar estrategias comerciales más dinámicas y eficientes, acorde con estándares internacionales de transparencia y control. Además, resaltó que, aunque el Estado conservará el control mayoritario, la nueva estructura facilitará la futura apertura del capital a inversores privados, lo cual podría robustecer la posición financiera del banco y expandir su presencia en el mercado.

Por otro lado, el gobierno argumenta que la conversión en sociedad anónima es necesaria para modernizar la entidad y ampliar su capacidad de financiamiento. El ministro de Economía, Luis Caputo, señaló que esta reestructuración permitirá al BNA desarrollar estrategias comerciales más dinámicas y eficientes, alineadas con estándares internacionales de transparencia y control. Además, enfatizó que, aunque el Estado mantendrá el control mayoritario, la nueva estructura facilitará la eventual apertura del capital a inversores privados, lo que podría fortalecer la posición financiera del banco y ampliar su alcance en el mercado.

Implicaciones Futuras

La transformación del Banco de la Nación Argentina en sociedad anónima representa un cambio significativo en el panorama financiero del país. Si bien el Estado conserva la mayoría accionaria, la nueva estructura jurídica podría allanar el camino para futuras privatizaciones parciales o totales, dependiendo de las decisiones políticas y económicas que se tomen en adelante. Esta medida se suma a otras iniciativas del gobierno de Milei orientadas a reducir la participación estatal en la economía y promover la inversión privada como motor de crecimiento.

No obstante, la implementación de estas reformas enfrenta desafíos considerables, incluyendo la resistencia de sectores sindicales y políticos que advierten sobre los posibles riesgos de privatizar entidades clave para el desarrollo nacional. La evolución de este proceso dependerá en gran medida del diálogo entre el gobierno, los actores económicos y la sociedad en general, así como de la capacidad de las autoridades para garantizar que los cambios propuestos contribuyan efectivamente al bienestar económico y social de Argentina.